jueves, 19 de octubre de 2017

Pero cuando me sacie,

Últimamente sólo quiero hablar de amor,
cuando más rodeadas de odio estamos,
pues aún sigo cimentando esta idea.

Siento que hay tanto amor clavado en mi diafragma,
que a veces me cuesta inspirar profundamente.

Alguna vez he amado y me han amado,
mal,
si a eso se le puede llamar amar,
que pierdo la noción del mérito.
Quién soy. Qué aporto.

Otras tantas he sido pañuelo.
Otras muchas han sido estropajo,
pero algunos restos son implacables.

Me siento astro y siento que implosiono.
Siento que necesito amar como creo que se debe amar,
y esto es una locura,
porque yo amo todos los días,
pero no a quien me gustaría.
No puedo convencer al sentimiento.
Ya siquiera quiero amarte.
Quiero amaros a todas.

Siento que en algún amanecer
los miles de trozos que me componen
en la atmósfera se van a perder
después de explosionar.

Porque no sé amar.
Porque no me han dejado amar.
Porque sólo encuentro piedras
y no flores.

Continuamente pierdo la inspiración
y, como con una cuchilla,
mis venas se dejan perforar.
Se rajan.
Mas ceden por no advertir
ningún principio del fin.
Por no advertir precipicio.

Se pierde toda continuidad y dirección.
Se pierde la conexión.
Me pierdo yo,
con lo que me cuesta encontrarme
y volvemos al punto de partida.
Párteme en dos,
que ya estoy cansada de esta mente.

¿Cuántas veces tengo que empezar?

Ahora sólo me concentro en el cuerpo
y en lo superficial,
en saciar a este animal.
Que ya me da igual que me rompan,
pues no es posible romper lo ya quebrado.

Pero cuando este animal se sacie, por favor, consiéntanme amar. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario