jueves, 24 de mayo de 2018

mama Tierra y su perversión

Ante el desesperado grito del Sol, ¿cómo explicarle que aún no? Que no puedo disolverme tan fácilmente con la Pachamama como correspondería.




Frente a mí, la naturaleza gritándome que lo va a secuestrar, que lo esconderá unas horas entre las nubes, para comprobar si en verdad nos hace falta o es puro capricho. Detrás de mí, el aeropuerto y sus pájaros de metal, brindándome la oportunidad de volar lejos de esta ciudad. El horizonte precisará su compañía durante la noche, y entonces será demasiado tarde para hacer nada en ese lapso de tiempo, salvo añorarlo, de nuevo.

Cómo contarle al cosmos todo lo que está aconteciendo acá abajo, donde un día se bautizó como "Tierra" y ahora prevalece el cemento. Donde hemos desenraizado nuestros verdes pulmones para construir una jungla de acero, y lo verde que poseemos lo camuflamos entre ramas de nicotina... para poder evadirnos de la realidad que un día decidimos instaurar.

No me atrevo a confesarte que me he perdido, he ignorado tu esencia y como todas, ahora visto pitillos y bambas, para burlar las sensaciones que el césped que alimentas me intenta regalar. Y ansío llegar al mar para tirarme de cabeza y fluir con sus olas, para ocultarme ante un nuevo ocaso.

Pese a que la hermosa Luna me dedica ondas de conexión cuando la miro directamente a los poros, quizá deba aceptar mi decisión de avecindarme lejos de ti, mas de vez en cuando deber hacer las maletas para desaparecer entre tu brisa, tan caníbal y conciliadora a la vez. 

Nos echo de menos juntas.

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