Yo que este atardecer
había quedado para hacerlo,
termino en una sala haciéndole el regalo
a mis oídos
y a todos mis sentidos,
admirando desde la primera fila
a mi poeta favorito.
Advierte que a él
no le gustan las etiquetas
mas su poesía elimina
el polvo de mis esquinas,
el polvo de mis esquinas,
en donde es arduo su acceso
si no encuentras alguna grieta.
Yo que siempre voy con prisas,
bajo la frecuencia del corazón
y me permito disfrutar
de mis erizados vellos,
dados por la luz que emana
de cada poro en sus ojos y alma.
Arte que contagia,
y me quedo así con ganas
de invitarle a un té vainilla-caramelo
en la Alameda sevillana,
y relatarle mi deseo
de dedicarme en alma y atuendo
a donar el arte que brota de mis entrañas.
Quiero ser artista.
¿qué más le dará?
Quiero revolcarme en el barro de los artistas
y dejar de conformarme con un futuro
que tachan de seguro
y es puramente incierto.
Quiero ser artista.
¿qué más me dará?
No soy poeta
ni me desvivo por serlo,
solamente escribo
letras que lanzar al vacío,
para dejar salir parte
de lo que arde dentro.
Me hacen recapacitar
y buscar en mí
el arte que quiero;
el arte que me debo.
El arte que prende mi vida
para alzar el vuelo.
Es por eso que
cuando me dejan,
danzo,
cuando me dejan,
danzo,
y alimento así al alma
para que no muera por inanición
en cualquier alba.
Algún día
quiero ser fisioterapeuta.
quiero ser fisioterapeuta.
Todos los demás,
artista.
artista.