martes, 12 de marzo de 2019

Sempiterno

<<Recuérdame que en otra vida sea relojero y ponga a funcionar el minutero marcha atrás, hasta el día que vi tu partida, para decirte a donde vayas que algo en mí se queda, que no se irá.>>


De repente me sentí muy desubicada, desorientada. No comprendía dónde estaba, hacía dónde me dirigía. No entendía porqué estaba manejando una moto. Por qué tenía frío. Por qué volvía a casa. Por qué había vuelto a casa. Por qué no me quedé en el Caribe. Por qué no estaba con vos

Me aterra pensar que tal vez no nos volvamos a ver. Que no fue real, que sólo fuera producto de tu soledad. Que no vuelvas a apretar mi mano cuando estemos caminando, y que no queramos avanzar si no entrelazamos nuestros dedos y sueños. Que no comparta cada cosa que me fascina contigo, o vos tu mirar en mi pupila. Que no te toque el pelo con tanta magia porque esté pensando en tu hermosa cara y debiera disimular. Que no me pidas que te abrace al alba, para poder así acercar mi corazón al tuyo por la espalda. Que no seas el primer olor ni sonrisa cuando mis sentidos despiertan. Que no me vuelvas a besar, ni a susurrarme entre suspiro y sueño "no te vashas".

Que con vos no puedo ni quiero disimular, si ya te he mostrado mi cara más segura pero también la más vulnerable. Cada sonrisa nacía de mi centro y, aunque yo no me podía observar, me imagino mirándote con todo el amor del universo, pues el universo está dentro de mí, y porque ya sabemos la diferencia entre ver y mirar

Al mirarte te veo cristalino; veo tu alma, veo tu corazón. Y el camino se vuelve una mijita más sencillo, casi como caminar sobre la cuerda floja más segura del mundo. Y la luna, que pensativa, observaba como las estrellas nos admiraban y guiñaban un ojo al parpadear. Incluso algunas, y sólo algunas, comenzaban a deslizarse por el cielo a cámara lenta, únicamente para que las pudiésemos así otear y poder pedir el mismo deseo en voz mental. Y el sol implosionaba, a fin de que esos minutos contemplándote fueran lo suficientemente largos para darme cuenta de que contigo, me gustaría hacer de la vida un paseo compartido. A fin de que esos minutos durasen lo efímero de la eternidad que aquella noche en Arrecifes  sin buscarlo atrapamos.

Jamás olvidaré cuando propusiste que me enamorase de mí, que me cuidara, que cultive mi energía vital, tan fácil de hurtar, sin tú ser consciente de la paz que un día me regalaste para conseguir todo ello y todo cuán quisiera. 

Y extraño aquella primera incertidumbre; la de no conocer cuándo nos reencontraríamos, mas la certeza de que ocurriría más pronto que tarde. Ahora, me recreo con tu recuerdo y nuestra conexión espiritual. Sé que estás aquí conmigo, pero a veces se me hace arduo si no te sostengo en mi pecho. Mas sonrío si nos pienso, sabiendo que no fue sólo producto de tu soledad; fue, o es, realauténtico único.

Que el anhelo no me robe aquella paz con la que me topé; que me dé fuerzas para continuar el vuelo.