Me quiero tatuar el cielo
y todo el firmamento.
Qué estupidez,
cómo va a caber en mi piel
tu alma
y su desnudez.
Las Tres Marías
sin cesar brillan;
se quedaron en mi retina
y decidieron que
de mi lado
jamás se moverían.
Hay un cuadrilátero
que las envuelve.
Vos y yo estamos dentro,
perdimos la gravedad.
Ahora es Orión
nuestra sala de estar.
La Estrella Polar
seduce a mi pupila.
Las constelaciones tiritan,
están deseosas de que las amemos
como ambas nos sabemos amar:
desde el respeto, espacio y libertad.
La Estrella Polar
es la que más brilla.
Ahora está celosa
porque vos la eclipsas.
Quiero en tu planeta habitar;
no se me ocurre mejor lugar
en donde reescribir el porvenir.