Surge de este encuentro
un volcán de sensaciones,
que nacen de tu Ser y de mi Ser
- un aullido
mil gemidos -
que convergen en mi piel.
En la erupción de este amor
resta una cosa clara:
no hay prisas
ni espinas pasadas;
esta flor es la cosecha
de las caricias lanzadas al alba.
Gracias al Sol del Mediodía
nos supimos encontrar,
sumándonos en un delirio
donde lo único que queda
es lo real.
Mientras yaces a mi lado
es tu respiración quien el insomnio
ameniza.
Así, la luna plena descansa
y, yo,
me convierto en brisa.
Es tan idóneo el momento,
tan ideal haber llegado justo aquí,
que ni siquiera palpo el miedo;
así hallo las ganas por ver
hacia dónde nos llevará este vuelo.
Estoy tranquila y me parece algo nuevo
y, aunque recién surges
en mis pupilas reflejado,
pareciera que hace rato
que nos hemos encontrado.
