viernes, 17 de abril de 2020

Everyroad







Ante el caos colectivo, cada noche me descubro sonriéndole al cielo mientras busco mi reflejo en alguna estrella, mientras impaciente anhelo alguna señal sobre lo certero.
      No hay nada, porque somos el todo. Me encuentro en esa nube. Ahorita estoy aterrizando luego de convertirme en mar durante un crepúsculo.

Soy el mar, soy la luz y las estrellas, soy el verde y el azul, soy los pájaros que anidan y cantan cerca de la carpa donde me dejan dormitar.

Toda respuesta está dentro, por eso ya no me desvelo aunque todo se desmorone ante mis ojos y expectativas, y me observe incrédula al revivir ese miedo de no ser dueña de mi vida. ¿Quién carajos tiene el control?

Toda respuesta está dentro, aunque la libertad que entonces creí estar construyendo, se evapore como la lluvia que hace meses que no siento. Como el calor de un abrazo sincero que escasea en tiempos de soledad inagotable. Como mi corazón que no deja de crecer a pesar de cada golpe.

Toda respuesta está dentro.

Mas sepan que la vida no cesa en dar oportunidades, tras el ocaso o al alba; párate, contempla lo inherente, a ver qué destapas, ¿hallas algún sentido al abrir tus ojos o aún no encuentras el porqué de tus latidos? Cambia, avanza. Me reitero, somos mucho más.

Cuando los miedos fallezcan, seguiré aprendiendo a vivir desde dentro, porque me rehúso a morir en vida otra vez. Ahora conozco, creo, el punto de partida, si bien, tal vez, tenga que regresar a las raíces para luego volver a alzar el vuelo sin aquel peso.