Te haré partícipe de cada arrebato.
Siempre es bueno el momento y el lugar,
sin estrecheces,
sólo las ganas de poder volar.
Volar a tu paraíso
de tu cuerpo sobre el mío,
o del mío sobre el tuyo, cabalgándote.
Alejándonos de ellos y de todo lo demás.
No. Hay. Nada. Más.
Sólo tu mirada y boca entreabierta,
tu palma sobre el lateral de mi cara
y tu puño contra la almohada.
Dos presas de este mundo infame,
vis à vis,
buscando construir nuestra propia verdad.
Escapándonos de la realidad, ignorándola.
Concentrándonos sencillamente en las respiraciones.
Clímax.
Al fin y al cabo, ¿qué es la realidad?
La realidad es este momento;
aquí y ahora.
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