Las estrellas me siguen guiñando un ojo, pero mi deseo dista al de hace 365 días.
El cielo discrepa de su yo de ayer, y la Luna ha decidido esconderse para darle protagonismo a las primeras.
Permanece esa estrella que brilla por encima de sus hermanas, para afirmarme que sucedió, que no fue soñado.
Porque cuando menos me lo espero, reapareces.
Porque
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